El Larun - El tren cremallera

Entre Sara y Azkaine se encuentra el collado de San Ignacio, estación del tren que sube hasta el punto más alto de Lapurdi. Verdadera pieza de museo, este "Petit Train" fue inaugurado en 1923 y desde entonces ha conocido pocos cambios, con lo que tenemos ante nosotros un tren de época que nos hará sentir las sensaciones de los viejos trenes, más aún cuando en los 35 minutos que dura la subida contemplaremos parajes auténticamente maravillosos. Por el camino tendremos incluso la posibilidad de avistar a los pottokas en libertad, esos pequeños caballos salvajes que viven con nosotros desde la prehistoria.

Eugenia de Montijo, esposa del emperador Napoleón III, se aburría en el ambiente cosmopolita de Biarritz. Estaba harta de los festejos con fandangos y los príncipes rusos. Un 30 de septiembre de 1859 reunió a su corte y organizó una excursión a la cima de Larun o La Rhune (se le llama de ambas maneras). Los etimólogos afirman que el nombre viene de Lar-Ona.Estaba fascinada por las nieblas que se fijaban en la montaña fronteriza, desde cuya cima se podía divisar su querida y añorada España. Iparraguirre también cantó este paisaje. Fue todo un acontecimiento. Un tremendo cortejo de muleros y pastores jalonó la montaña. Las damas dejaron parte de sus faldas y ropa interior en los zarzales, y los perros espantaron ovejas y caballos. Cuando coronaron los 905 metros de la cumbre estaban escribiendo una página pionera en el montañismo mundial. Desde la cruz del alto tuvieron una visión de 360 grados del todo el País Vasco.

El tren cremallera El tipismo folclórico propiciado por Pierre Lotti y Francis Jammes, entre otros, sembraron la montaña de turistas, pero no fue hasta el 30 de junio de 1924 cuando se terminó la construcción del tren cremallera. Fue todo un acontecimiento. Los vagones, que continúan en activo, se construyeron en madera de pino y castaño de la región. Un periódico de la época indicaba que el ferrocarril subía a la increíble velocidad de 8 kilómetros a la hora. Los mismos que ahora.

Col de San Ignacio El tren sale del collado de San Ignacio, que se alcanza de SanJuan de Luz, tras pasar por Ascain, otra de las villas impresionantes de Laburdi. En el alto no es fácil aparcar. Las aglomeraciones de tráfico son tremendas los fines de semana, debido especialmente a los viajeros de los autobuses que colapsan la única taquilla.Después de superar las colas (atención a los horarios), nos embarcamos en un convoy que a ritmo lento nos permite disfrutar del paisaje. La montaña está más arbolada que a comienzos de siglo, pero aún se pueden ver algunos rebaños de 'pottokak'.

En el alto respira un aire 'fané', de los viejos tiempos del contrabando. Aquellos años en los que el algodón, rodamientos para coches y vajilla viajaban hacia España y el pastís lo hacía en dirección a Francia. Una corta caminata nos conduce al monolito de mármol que recuerda la ascensión de la emperatriz4. Todo el descenso se puede realizar a pie, por cualquiera de los senderos balizados que arrumban hacia la vertiente francesa. Pasa junto al fuerte de Korralhandia, punto donde el mariscal Soult paró a los ingleses de Wellington, tras la guerra de Independencia. Ahora sólo es un aprisco de ovejas.Un camino estrecho que bordea el barranco y arroyo de Galardiko Erreka, termina sobre la estación del 'petit train'. En total una hora larga de marcha a paso tranquilo con unas vistas impresionantes. Los comodones pueden volver en tren
Como llegar:

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